En estas líneas me gustaría contaros una anécdota muy impactante, que me sucedió el año pasado, cuando hize las prácticas en el colegio de Jesuitas de Pamplona, en infantil.
Soy exalumna de ese centro, donde estaba mi profesora de cuando tenía tres años.La verdad que no me acordaba de ella, ni de su nombre ni nada, ya que solo pude estar cuatro meses. Eso sí, todo el centro nos conoce por los numerosos hermanos que somos y por nuestra estancia de seis años en África.

Esta anecdota es impresionante ¿Cómo una persona puede guardar durante tanto tiempo algo que, quizás nunca hubiera vuelto a su dueño?
A esto llamo yo tener sensiblidad por las personas, ¿ A quién no le gustaría tener una profesora como esta?
Que mayor modelo de educadora que tu propia profesora de la niñez. Qué cosas tiene la vida, cómo te sorprende día tras día. Es maravilloso, creo que nunca hay que cerrar las puertas a la esperanza, a la alegría y a las aventuras que tiene la vida.